Cada maestro o capacitador deberá tener en cuenta las siguientes orientaciones:
1º. Deberá estudiar cada lección con espíritu de oración, investigando cada pasaje que aparece en la misma, y aún estudiando otros pasajes relacionados, que no aparecen en ella, pero que enriquecerán sus conocimientos acerca del tema.
2º. Enriquecerá el contenido de la misma, de acuerdo con el tiempo estipulado para la clase. Esto no significa una ampliación desmedida del tema, o meterse en profundidades teológicas. En este sentido, debe recordar que está dirigiéndose a personas que comienzan en los caminos de la fe. Lo que significa es que puede apelar a narraciones bíblicas, ilustraciones, testimonios y experiencias, que se relacionen con el tema; todo ello, para clarificar las ideas, amenizar la clase, y fijar los conceptos en la mente.
3º. Usará recursos didácticos de diferentes tipos, con el fin de alcanzar el objetivo fundamental: el aprendizaje del alumno para su crecimiento espiritual.
4º. Fomentará la participación de los alumnos, sin perder el control de la clase. Permitirá, en este contexto, que ellos formulen sus preguntas, dudas e inquietudes. Si el maestro o discipulador encuentra que no tiene, en ese momento, la respuesta, pedirá a los alumnos un tiempo prudencial para encontrarla. Debe tratar de llevarla a la próxima clase.
5º. Deberá mantener el hilo del tema de la lección, aunque eventualmente pueda tocarse otro tema.
6º. Aunque este curso no tiene como objetivo realizar exámenes, es aconsejable que el maestro o discipulador constate, mediante preguntas a los alumnos, el grado de asimilación, comprensión y aprendizaje de los mismos.
7º. Deberá llevar un listado de los alumnos, que enviará por los canales establecidos en su iglesia, a la Dirección de Luz y Verdad.
8º. Se preocupará por la formación de lo alumnos; orará por ellos y los apoyará moral y espiritualmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario